Se necesitan carniceros
Sábado antes de mediodía, me dispongo a comprar la carne para el almuerzo, pienso en la gente y sus mil maneras de hacer compras. A la hora de adquirir carne, es variopinto, todo depende del presupuesto, unos van a donde un tal Don Fernando, a Angus, al Automercado, al Peri, al Price Smart, al Mas por Menos, al Palí, a la carnicería del barrio.... y es precisamente en ese lugar donde me encontraba.
Claro, ir a comprar carne a cualquier "super" es mas sencillo, después de ver ese enfriador gigante lleno de bandejas, uno lee etiqueta, ve precio y echa al carrito y listo ! Pero en la carnicería es otro sistema, bueno por lo menos en la de mi barrio...
Llegando no más me encuentro en una pared un aviso tamaño carta, hecho a mano, " Se necesita carnicero, con experiencia", faltaba uno de ellos, al que he visto muchas veces pasar entre la urna de chicharrones y el rollo sin fin de bolsas plásticas transparentes colgando.
A esta hora del día todos andamos en busca de algo para hacer al mediodía y hay varios clientes esperando poder llevar a su casa unos bistecs, unas chuletas o algo para arrimarle al arroz y los frijoles.
Una niña como de 8 años delgada y desaliñada espera pacientemente sentada a que la atiendan, un señor pide una bolsa para auto servirse un poco de chicharrones, una abuelita arrugada saca con calma un billete rojo de una bolsa que lleva en su sostén y una señora está esperando una tacita plástica con su vuelto...
El lugar es pequeño pero todos cabemos, banca de 2 plazas, paredes amarillas, instalación eléctrica expuesta, ventilador flojo de aspas amenazantes, un grueso tubo metálico de lado a lado donde cuelgan ganchos, bolsas, rollo de salchichón, carne ahumada y una gallina plástica de cuerpo amarillo y cabeza roja. Sobresale en una pared un chancho, una vaca con cara de toro y una gallina con huevos, los tres pintados a mano. Encima de la gran urna con refrigeración hay dos tacitas de colores para transportar el dinero de ida y vuelta, dos romanas electrónicas, tortillas de todo tipo y cartones con huevos de 2 colores.
El lugar esta lleno, entrando yo, aparece el segundo carnicero a atender, le entrega la tacita con monedas a la señora, el señor completa su transacción y sale con su chicharrón, la niña aún espera paciente y sin prisa.
Parece que esa carne de cerdo recocinada es el producto estrella del lugar, aparte de tener un buen precio, es de muy buena calidad..."pura carnita " como dice "Tataola" ( el dueño ). Hay 2 bares contiguos que generan una clientela especial por los famosos chicharrones, ya los ví me antojé y estoy haciendo números para llevarme por lo menos, medio kilo.
Llega una señora toda precisada preguntando por carne para sopa y chorizo, no se como hizo pero la atendieron antes que yo, ni me di cuenta y ya se había ido.
Poco tiempo pasa y Tataola le entrega una bolsa a la niña, la que estaba esperando antes que yo llegara.... su cara triste cambió, ahora lleva algo para el almuerzo de ella, su mamá y sus hermanitos, no hubo tacita de ida ni de vuelta, la escena no necesita más explicación.
La abuelita pide quinientos de salchichón, huesos para sopa y unas alitas de pollo, Tataola solo le cobró una parte del pedido.
A mi esta vez no me atendió Tataola, lo cual no cambiaría mi suerte, pido la cuenta, el carnicero suma muy concentrado en una calculadora, me entrega el pedido, que sin esperarlo ni pedirlo venía con una bolsa natilla de feria
Desde mi llegada el lugar nunca estuvo vacío, los clientes iban y venían. Con mi mandado listo, voy saliendo al mismo tiempo entra una muchacha preguntando si había muslos de pollo y el carnicero, señor entrado en años, con toda naturalidad y conocimiento le dice: " le vendo cadera" " le vendo cadera".
Cuanto nos enseñan las situaciones cotidianas, en los lugares menos esperados
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